San Luis Potosí, S.
L. P., a 10 de mayo de 2013
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También
para reflexionar en torno a la doble jornada de trabajo que muchas de ellas
realizan, IMES
Antes de los cambios
sociales que se dieron en el siglo XX, la función de la mujer en la sociedad
era ser madre, pero las cosas han cambiado y hoy ya no es fundamental, como
tampoco ya no es problema querer traer o no, hijos/as al mundo, la mujer vale
en sí misma, y así, si elige ser madre, quiere decir que tiene vocación para
ello, y que realmente lo desea, y no como antes que era impuesto, sin importar
sus deseos, su carácter o su personalidad, señalo la titular del Instituto de
las Mujeres del Estado de San Luis Potosí, Lcda. Teresa de Jesús Mendoza
Rivera.
Agregó que “en este siglo,
podemos decir que las mujeres tenemos la libertad suficiente para escoger ser
mamás, lo que le da un valor todavía más alto al hecho en sí, recordemos que históricamente,
era el hombre el que llevaba sustento a la casa, y la mujer tenía hijos/as y
los cuidaba. A la mujer no se le permitía nada más que eso, y salir a trabajar
o querer desarrollarse era imposible. El hombre por su parte, no podía ser un
buen padre, pues no era bien visto que se preocupara por sus hijos, para eso
estaba la mujer.”
Ahora bien, no es que ser
mamá no sea un privilegio, ni que no pueda hacer feliz a aquellas que lo son.
Claro que sí, estamos de acuerdo en que la maternidad es un milagro, pero no
hay que olvidar que una mujer puede tener otras aspiraciones, o incluso ni
siquiera querer descendientes.
Afortunadamente la postura
ha ido cambiando gracias a que en el siglo XX se dieron fuertes
transformaciones provocadas por la lucha de las mujeres que ejerciendo su
maternidad, buscaron hacer valer sus derechos. Y hoy, de cara al siglo XXI,
podemos decir que aunque falta mucho camino por recorrer, la mujer vale por sí
misma.
De acuerdo a lo expresado
por Mendoza Rivera, “en este contexto, la pregunta es ¿puede la mujer del siglo
XXI ser madre? Pues decimos que sí. Hoy sabemos que la mayoría de las madres
son trabajadoras, y aunque no estén ahí todo el día con el niño o la niña, es
sólo una cuestión de organización y apoyo de la pareja para quien la tiene, por
supuesto. Además, junto a los cambios beneficiosos para la mujer, también hubo
cambios en el papel del hombre, hoy verdaderamente se puede compartir el ser
cabezas de familia y el cuidado de los hijos e hijas, lo que para el niño o la
niña es claramente ventajoso.
Aunque si bien como señala
el INMUJERES que “se han logrado avances en el papel de la maternidad y
paternidad responsable, aún falta un cambio en el pensamiento masculino para
lograr un equilibrio en la sociedad mexicana, toda vez que la responsabilidad
de los hogares no corresponde sólo a las mujeres.”
De acuerdo con datos del
INEGI, casi todas la mujeres desarrollan actividades domésticas (96.1%), siendo
las de 30 a 60 años las que más participan.
Las mujeres dedican a las
actividades domésticas 35:29 horas en promedio a la semana y los hombres 11:04.
Las mujeres que viven en pareja son quienes dedican más tiempo al trabajo
doméstico, 51:35 horas semanales en promedio.
La doble jornada a la que se
enfrentan las mujeres ocupadas implica que dediquen 80 horas a la semana al
trabajo remunerado y no remunerado en sus hogares, más de 15 horas a la semana
que las que le dedican los hombres a ambas actividades.
Los siguientes datos
muestran la reproducción de roles al interior de los hogares, en donde las
mujeres dedican más tiempo independientemente de su relación de parentesco con
el jefe o jefa del hogar:
Si la jefa de hogar es mujer
dedica en promedio 38:19 horas a la semana, si es hombre 13:02 horas; si es
cónyuge mujer dedica 52:39 horas semanal en promedio, si es hombre 22:13 horas;
si es hija dedica 22:25 horas a la semana, si es hijo 9:06; si es nieta 21:07
horas semanales pero si es nieto 9:21; si es nuera del jefe o jefa del hogar
realiza trabajo doméstico por 47:59 horas a la semana en promedio y si es yerno
12:50; si es madre del jefe o jefa del hogar dedica 28:31 horas y si es el
padre sólo 9:04 semanales.
La participación masiva de
las mujeres en el ámbito laboral si bien ha permitido superar algunos mitos e
imaginarios sociales que las reconocían sólo por su capacidad procreadora, aún
persiste la presión económica que las somete a una condición de dependencia,
resignación y en algunas ocasiones todavía se ven en la necesidad de aguantar
violencia en el hogar.
La división del trabajo al
interior de las familias determina los distintos roles y responsabilidades para
hombres y mujeres, tradicionalmente en la mujer recae la crianza de los hijos y
las tareas asociadas a las labores domésticas, aspecto que en muchas ocasiones
va acompañado con su incorporación en el mercado de trabajo.
De acuerdo con la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo, en el segundo trimestre de 2012, la tasa de
participación económica de las mujeres de 15 años y más con al menos un hijo/a
nacido/a vivo/a es de 44.1 por ciento, de las cuales 97.9 por ciento combina
sus actividades extradomésticas con los quehaceres domésticos.
Conforme su situación
conyugal, la tasa de participación económica más alta se da entre las madres
solteras (71.8%), divorciadas (71.7%) y separadas (68.3%), es decir, casi siete
de cada diez trabajan o buscan trabajo.
Muchas madres mexicanas,
además del cuidado que ofrecen diariamente a sus hijos/as y al hogar,
participan activamente en el mercado de trabajo y generan ingresos para sus
familias.
La composición de la
población económica activa de las mujeres con hijos/as indica que la mayoría
(96.3%) participa en la producción de bienes y servicios (población ocupada),
en tanto que el 3.7% restante están desocupadas; las madres solteras (5.7%),
las unidas consensualmente (4.9%) y las que se encuentran separadas de su
cónyuge (4.4%) son las que presentan las mayores tasas de desocupación.
¡Felicidades a todas las
mamás y todo el respeto del mundo, pues todavía son las únicas que llevan el
secreto de la vida en sus vientres y quienes tienen la magia para darle aliento
a un nuevo ser humano!
COMUNICACIÓN
SOCIAL
INSTITUTO
DE LAS MUJERES DEL ESTADO DE SAN LUIS POTOSÍ